Cuando el tren se ha ido.
- Karen Stefanny Jama
- 18 mar 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 6 may 2020

Hace algún tiempo atrás viví en otro país por algunos meses, y cada mañana tenía que tomar el autobús y el tren para llegar hasta mi destino, ya había consultado los itinerarios con anticipación y sabía la hora que pasaban, yo era consciente que un atraso podría perjudicarme, porque no solo perdería el autobús sino el tren que era el siguiente transporte, así que cada mañana me preparaba y estaba lista en la parada esperando.
Pero cierto día me atrasé, me levanté tarde, caminé por toda la casa alistando mis cosas y salí corriendo a la estación del autobús, obviamente ya estaba atrasada, así que esperé el siguiente y cuando llegué a la estación del tren corrí subiendo las escaleras y al llegar al segundo piso escuché el temible sonido que anunciaba que las puertas se estaban cerrando, vi como lentamente el tren empezó a moverse y me quedé parada en las gradas con una tristeza profunda porque sabía que llegaría tarde a mi clase. Por primera vez en mi vida se me “había pasado el tren” literalmente, no llegué a tiempo y sabía que después vendría otro pero que no sería igual ya que el atraso tendría algunas consecuencias negativas y todo sería mi culpa.
Al pensar en ese momento de mi vida, relaciono la común frase “se te está pasando el tren” o “ya se te pasó el tren” y concluyo: el tren se pasa cuando no tienes el control del tiempo, porque pudiendo llegar temprano te distraes con alguna situación y llegas tarde, como consecuencia pierdes el transporte, pero no puedes perder el tren cuando tu vida, tu tiempo, tus horas están en las manos de Dios.
Esta expresión muy común la relacionan con las personas que tienen edad para casarse pero que aún permanecen solteras; si estás cursando los 20 seguramente alguna vez alguien te repitió esa frase, porque se ha convertido en una etiqueta para los solteros, como si la llevaras pegada a la frente; estoy llegando casi a los treinta y si te dijera las veces que he escuchado esa frase te sorprenderías, no ha habido un día después de los 22 que las personas no pregunten: ¿Todavía estás soltera?, “deberías casarte, la vejez está tocando tu puerta”, y la más famosa de todas “el tren se te ha pasado”, han sido tantas las veces que cada vez que alguien empieza a preguntarme por mi estado sentimental, ya me imagino las palabras que vendrán de esa persona después de mi respuesta.
Ahora pienso en el tren que perdí aquella vez y evalúo cuáles fueron las causas, llego a la conclusión que debí levantarme temprano para estar lista a tiempo, que debí organizarme de mejor manera porque era mi responsabilidad, así que toda la culpa recaía sobre mí, sobre mis acciones y no sobre alguien más.
En el lado figurativo de la vida, el tren que dicen que hemos perdido, no es así, no lo hemos perdido, porque sencillamente aquel tren no era nuestro, aunque humanamente podemos pensar que si, que llegamos tarde, que es nuestra culpa, pero no; Dios ya ha establecido un tiempo de llegada a la estación para tomar el tren correcto, Él ya conoce el final y el principio de nuestra vida y nuestro tiempo en sus manos.
Cuando hablamos de matrimonio y de por qué seguimos solteras, no es porque el tren se nos haya pasado, es porque Dios así lo permite, ni una hoja de los árboles se mueve si no es por su poder; Él tiene nuestra vida en sus manos y ha establecido un tiempo para cada acontecimiento de nuestra vida, ni antes ni después, sino justo a tiempo. Así que si el tren se te ha pasado como dicen, es porque no era el tren que te llevaría a tú destino, quizás es el tren de alguien más que está esperando en la siguiente estación.
Dios nos dice en su palabra que le entreguemos a Él todas nuestras preocupaciones, ansiedades y tristezas, y si el estar soltera te preocupa, te invito a que le entregues a Dios esa carga que te agobia, Él sabrá convertirla en gozo y te dará paz para esperar en su perfecto tiempo.
¡Dios te bendiga!
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