El escrito de hoy es muy especial para nosotras, puesto que las palabras que compartiremos con ustedes, nos fueron enviadas a través de nuestro correo electrónico, alrededor de las 2 de la madrugada, de manera anónima. Sabemos que dar el primer paso puede ser complicado, así que quiero expresar mi admiración y respeto hacia esta persona, por tener la valentía de compartir su historia con todos nosotros, depositando su confianza en este proyecto como a las personas que formamos partes del mismo.
Mi deseo es que este testimonio sea una bendición para ustedes, que al leer sus palabras puedan ver cómo Dios ha trabajado con su vida, y hoy nos da a conocer su experiencia, para que otras personas no cometan los mismos errores.
Ella escribe lo siguiente:
‘‘Quiero contarles mi historia porque deseo con todo mi corazón que sigan los consejos de personas sabias y no cometan los mismos errores. Esta es la historia de alguien que no escuchó a tiempo, que tomó la decisión de desobedecer.
Desde los nueve años fui instruida en el mensaje, crecí con mis padres y tuve un buen pastor. Cuando llegué a la adolescencia, (13 años) quise empezar a tomar mis propias decisiones creyendo que mis padres solo me imponían cosas que no tenían sentido para mi vida, o eso era lo que yo pensaba en ese momento. Las correcciones que ellos hacían a mi comportamiento, a mis actitudes, no eran solo por amargarme la vida, tenían un propósito y es que Dios nos muestra su amor día a día a través de nuestros padres o seres queridos y no nos damos cuenta. Así que a esa edad yo pensé que ir a la iglesia no era necesario, que mis llamados "amigos" del colegio, eran un sentido para mi vida, que Dios estaba en mi Biblia y era suficiente. Sin comprender que Dios es su Palabra, pero es la Palabra que entra a nuestro corazón y no las letras impresas en el papel. Mi rebeldía solo me llevó a tomar malas decisiones, cada día me iba hundiendo en un mar de inseguridades, de dolor, de temores que vienen y van en el mundo, estaba ciega, perdida y empecé a divagar sin rumbo fijo, dejando a Dios a un lado y rechazando los buenos consejos. Sabía que no estaba bien pero me había convertido en una persona de doble ánimo.
‘‘El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.’’
Santiago 1:8
Asistir a todos los cultos de la semana, usar un vestido largo, tener un cabello largo y pasar al altar para que nuestros padres no nos "molesten" no sirve de nada si en tu corazón no está la voluntad de servir a Dios con todo tu corazón, de qué serviría aparentar si no oras con toda la honestidad y ofreces tu corazón a Dios. El amor a Dios es más que un sentir, es la decisión que tomamos cada día al despertar y elevar un agradecimiento a Dios y rendirnos completamente a Él.
Sin embargo, yo no cedí a tiempo y pensé que podía sola, sin la ayuda de nadie, tuve que cometer el error más grande de mi vida como cristiana, como mujer, pensando que iba a encontrar una buena persona para mí sin amar primero a Dios, no fui prudente, no fui sabia, me apresure con 15 años y creí tener todo controlado, pero él único que puede tomar control de nuestras vidas es Dios.
Generé dolor no solo para mí, sino para mis padres, y cuando me sentí completamente derrotada y sola, comprendí que yo sin Dios no era nadie, que había vivido todo este tiempo sin él, así como José y María caminaron un tramo de camino sin Jesús cuando él se había quedado en el templo, así caminamos muchas veces creyendo que él está ahí solo porque vamos a la iglesia por costumbre, pero entonces es momento de detenernos y regresar al punto donde lo dejamos, y la forma de hacerlo es por medio de un arrepentimiento sincero , reconocer que somos débiles, que no podemos sin él, que no somos nada sin Dios.
Fue en ese momento de dolor y derrota cuando caí de rodillas sola en mi habitación, no tenía palabras para expresarme, no tenía un discurso para empezar mi oración, no era una serie de palabras conformadas perfectamente, eran palabras entrecortadas con intervalos de silencio y llanto, sentía tan fuerte en mi corazón la necesidad de él, y en ese oscuro momento por el que estaba pasando, cuando pensé que no había esperanza para mi, pude sentir su amor y misericordia, fue entonces cuando comprendí su Gracia, su amor puro e incondicional siempre levantándome sin merecerlo.
Su perfecta fuerza en mi debilidad me permitió corregir mi camino, no ha sido fácil y quiero que aquellos jóvenes que en algún momento lean mi historia logren comprender lo que intento decir, no es fácil continuar después de haber caído, llegas a pensar que no vales la pena, que no eres un hijo de Dios, que Dios no te perdonará, pero esos pensamientos son puestos por el enemigo y buscan destruirnos, cuando se sientan cansados, cuando piensen que no pueden continuar, cuando sientan que ya nada tiene sentido, no se aíslen, es el momento de pedir ayuda, es el momento para decirle a tus hermanos que te ayuden a sostener las manos como Aarón y Hur sostuvieron las manos de Moisés cuando se cansó.
‘‘Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.’’
Éxodo 17:12
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Es el momento para pedirle a Dios que llene tu vida, solamente una vez más como lo hizo Sansón cuando había perdido su fuerza.
‘‘Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.’’
Jueces 16: 28
Las malas decisiones nos traen consecuencias que nos golpean, las buenas decisiones nos traen bendiciones para la vida. Ahora he podido encontrar paz para mi corazón en la palabra de Dios, sé que sin Él no soy nada y puedo decirles que yo me rindo a él porque un corazón que ama a Dios es feliz. A veces en el camino se nos presentan cosas que parecen buenas pero no lo son, hay que escuchar sabios consejos, ya que son para nuestro bien, nuestros padres deben ser siempre nos pilares en donde apoyarnos cuando estemos inseguros, nuestro pastor es nuestro apoyo, cuando nos sentimos confundidos o cargados, nuestros hermanos nos brindan el amor fraternal que alimenta nuestro espíritu y la palabra de Dios mantiene nuestra alma. Y si te has equivocado, si has caído no te sientas menos, aún si te sientes juzgado, vuelve a Dios porque él sana nuestras heridas, él limpia nuestro corazón y nos devuelve el gozo. Dios los bendiga a todos.’’ Anónimo.
Esperamos que haya sido una gran bendición para ustedes, este testimonio. Por lo que quiero animarte que, si tienes una experiencia, historias o consejos que te gustaría compartir con nosotras de manera anónima o no, estaremos atentas de recibirlos. Gracias por su constante apoyo con este proyecto, déjanos tu opinión aquí abajo y recuerden, seguimos avanzando cada día más, no por nosotros sino por la Gracia de nuestro Señor Jesucristo.
¡Saludos! ¡Dios les bendiga!
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