Esta palabra tiene gran peso en nuestra vida y a menudo nos genera dolor, porque quisiéramos ser elegidos por alguien, pero al final resulta que no, que nos quedamos en el banco de la espera, con una profunda tristeza en nuestros hombros porque no fuimos el número 1 para alguien.
Cuando tenía 5 años, por sorteo fui designada para representar a mi grado y participar en la elección de la Princesita de Navidad, en ese tiempo mi mamá no era cristiana así que ella accedió a dejarme participar porque pensó que sería lindo ver a su hija lucir una banda con una pequeña tiara y bueno, participé con toda la emoción de una niña de esa edad, y lamentablemente no fui elegida como la Princesita de Navidad aquel año. Ese día recuerdo lloré, estaba triste, pensé que el mundo se acababa porque mi sueño de niña era ser la ganadora del concurso, portar una hermosa banda y recibir aplausos.
Esa fue mi primera decepción en la vida, la primera vez que sentí el dolor de no ser elegida y así, conforme pasaron los años fui entendiendo cuánto sufrimos cuando no somos elegidos, y ese rechazo constante puede llevarnos a la depresión, al no sentirnos aceptados por quienes nos rodean, e incluso podemos llegar a pensar ¿qué está mal en nosotros? ¿Cuántas veces sentimos dolor en nuestro corazón porque el chico que nos gusta no nos eligió? O, ¿cuántas veces nos afligimos porque queríamos participar en alguna actividad, pero no nos eligieron? Sí, creo que la mayoría hemos experimentado el sentirnos rechazados, porque teníamos las expectativas que nos elegirían, que seríamos la única estrella en el cielo de esa persona o quizás la única rosa de ese jardín, pero no fue así.
Humanamente es difícil procesar este dolor, pero quiero decirte que hay alguien que ya te eligió antes que la tierra se formara, antes que las estrellas alumbraran el hermoso cielo, antes que las olas golpearan contra las rocas, antes que las aves movieran sus alas al compás del viento, antes que vinieras a existencia, Él ya te amó y te eligió, y si, entre tantas personas tú fuiste elegido para ser una hij@ de Dios, fuiste tú designado para vivir en este tiempo como un vencedor.
Imagino a los discípulos de la biblia viviendo una vida normal y ni siquiera imaginarse que el Dios todopoderoso hecho carne los había elegido para que lo siguieran y presenciaran sus milagros durante su ministerio. El gozo que ellos sintieron al saber que eran parte de los seguidores de Jesús debió ser enorme, quizás unos se consideraron indignos de estar frente al maestro, pero no hay nada que podamos hacer cuando Dios nos ha elegido, así como eligió a María de entre tantas jóvenes de aquella época para que llevara en su vientre a Jesús y la llamó bendita entre todas las mujeres; quizás por su mente pasaron muchas interrogantes cuando el ángel la visitó, posiblemente pensó: ¿por qué yo? ¿qué hice para merecer tan grande bendición?, o ¿por qué no otra joven del pueblo?, ella no podía entender por qué halló gracia ante los ojos de Dios, ni por qué Dios la eligió; pero algo sobresaliente que hizo ella fue obedecer y aceptar su llamado.
Ella no tenía nada excepcional, ni tampoco los discípulos, todos eran como las personas de aquel tiempo, pero algo que marcaba la gran diferencia y hacía que sus vidas resplandecieran, era que Jesús los había escogido.
Si alguna vez no te eligieron, o no te amaron como esperabas, haciéndote cuestionar tus cualidades, no te sientas triste porque Dios ya lo hizo, Él te predestinó y te eligió para que le amaras y le sirvieras, sin importar quién eres y cómo eres, ¿no es eso maravilloso?
Anímate, eres privilegiad@ que el creador del cielo y la tierra pusiera sus ojos en ti y te llamara hijo, siendo tú una de sus más valiosas elecciones.
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