¡Hágase en mí tu voluntad!
- Karen Stefanny Jama
- 13 nov 2019
- 2 Min. de lectura
"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis ." Jeremías 29: 11

A lo largo de nuestra vida hacemos planes proyectándonos al futuro, en donde sólo visualizamos felicidad, prosperidad y abundancia, siendo éstos proyectos los que nos impulsan cada día a levantarnos y luchar por lo que anhelamos, pero alguna vez en oración preguntaste: ¿Dios, es este su plan para mi? ¿Mis sueños se encaminan con los que Usted tienes para mi?; creo que muchos de nosotros nos hemos negado a hacerlo por temor a que Dios tenga otros planes para nosotros y que vayan en la dirección contraria a los míos.
Hoy quiero citar a María del Nuevo Testamento, aquella joven que Dios escogió para que en su vientre viniera el Mesías.
Al pensar en ella se viene a mi mente la frase más humilde que podemos encontrar en la Biblia: “Hágase en mí, Tu voluntad”. Imagino que quizás ella se encontraba en la flor de su juventud y tenía sueños, tal vez no planeaba ser madre tan pronto y menos del Salvador del mundo, pero Dios Todopoderoso ya tenía planes para ella. Cuando el ángel del Señor se presentó frente a María para darle las buenas nuevas, ella no renegó, no dijo ¿por qué a mí? No se entristeció y le reclamó a Dios acerca de sus planes, ella comprendió, por revelación que había sido escogida entre muchas mujeres de la época para ésta gran comisión, y ante esos planes ella con total humildad dijo: "Señor hágase en mí, Tu voluntad."
¿Cuántas veces hemos llorado porque las cosas no han salido como queríamos? ¿Cuántas veces nos frustramos al ver que no se cumple lo que queremos? ¿Cuántas veces? Son muchas las veces que derramamos lágrimas por no aceptar la dirección de Dios y sus planes perfectos, por no querer entregarle nuestra vida y confiar en Él, por no aceptar que sus pensamientos son infinitos y que durante ese trayecto Él nos llevará de la mano.
Quiero ser como María y decirle al Señor en oración: "Hágase en mí, Tu voluntad", que no sean prevaleciendo mis deseos sino los que El Señor tenga para mi vida y que en mí haya la obediencia con la que María aceptó la voluntad de Dios.
¡Dios te bendiga!
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