"Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer. " Deuteronomio 5:33
¿Alguna vez lloraste porque tus padres no te compraron el dulce que querías? ¿O porque en una fecha especial no te regalaron el juguete que le pediste? En ese momento, al no tener lo que deseaba me sentía triste y decepcionada, tenía rencor hacia mis padres, incluso llegué a pensar que no me querían porque no complacían mis deseos.
Recuerdo que cuando tenía 14 años se presentó la oportunidad de hacer un programa radial con una compañera de colegio, consistía en animar una trasmisión en las tardes y para mí en ese entonces era “inofensivo”, llegué a pensar que podía ser una oportunidad que en el futuro me abriría muchas puertas.
Pero muchas veces lo que nosotros pensamos que está bien y qué es el camino que nos va a llevar el éxito resulta que no, que Dios siempre tiene mejores planes. En aquel entonces mi mamá no me dejó participar, se negó rotundamente, me castigó y me dijo: algún día lo entenderás, y puedo decir que ahora lo entiendo, aunque en ese momento lloré, me enojé con ella porque sentía que no me comprendía, que estaba siendo egoísta al no querer que yo “triunfara”. Quizás pasaron algunos meses hasta que decidiera olvidar aquel incidente y lo enojada que estaba con mi mamá por no apoyarme, pero a medida que fui creciendo entendí por qué ella lo hizo aun cuando eso implicaba que yo estaría disgustada. Mi madre solo estaba protegiéndome de la influencia que aquél lugar podría ser para mí, estaba cuidándome de que el diablo no echara mano sobre mí y me alejara de Dios, estaba vigilando mis pasos, porque en la etapa de la adolescencia no tenemos control de nuestros impulsos, no sabemos muchas cosas y es donde el enemigo puede hacernos caer. Tiempo después descubrí que aquella compañera no llevaba una vida correcta, quedó embarazada y todos sus planes tuvieron que ser modificados, ahí pude entender que mi mamá me dijo "no" a tiempo porque la influencia de aquella chica no era la mejor.
Años después y ya con una madurez suficiente llegué a entender que existen muchas distracciones en nuestro sendero que nos desvían del enfoque, se asoman como un oasis en el desierto haciéndonos creer que es el camino a la felicidad, cuando solo es un espejismo.
Lo mismo sucede con Dios y sus propósitos eternos en nuestra vida, cuando creemos que nada tiene sentido, que todo va mal, que nuestras oraciones no son respondidas, que los sueños no se cumplen o que las cosas buenas no vendrán, Dios solo nos está diciendo: “espera, ahora no, no estás listo” o nos está salvando de situaciones que podrían ser lamentables en nuestra vida; ese no que recibimos a tiempo será la mejor respuesta para nuestro futuro.
Muchos personajes de la biblia caminaron bajo obediencia total a la palabra, ante lo que Dios había diseñado para sus vidas y podemos ver que fueron bendecidos.
Hoy quiero animarte a orar y colocar todos tus planes en manos de Dios, que, aunque no entendamos cuáles son sus propósitos o el proceso sea doloroso, Él tiene lo mejor para nosotros.
Dios te bendiga.
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